La pandemia silenciosa: Nuestra falta de sueño
Ya que estamos saliendo de una pandemia, quería darme un tiempo para escribir de la otra pandemia silenciosa que nos afecta desde hace décadas.
La técnología, los ritmos de trabajo frenéticos y la valoración excesiva a los que duermen poco y aparenmente hacen más, han creado una realidad donde dormir en promedio 6 horas parezca algo normal.
En el libro "Why we sleep", Matthew Walker nos explica con lujo y detalle todos los beneficios que tiene dormir bien. Pero primero, ¿qué significa dormir bien? Múltiples estudios y data provenientes de ellos concluyen que dormir 8 horas en promedio es lo correcto.
Nuestra sociedad se ha rendido a los ritmos de vida apurados y por ende, tendemos a comer más tarde, ver series o usar iPads hasta la madrugada y funcionar con sueño en un día laboral normal.
Por otro lado, solemos asociar la insonmia o no dormir bien un par de noches como algo común relacionado a stress, preocupaciones o ruidos de nuestro contexto. Después de leer este libro, uno de las grandes conclusiones es que existen transtornos del sueño serios que requieren primero de nuestra educación antes de concluir tajantemente que son lo que son.
Es interesante además reflexionar sobre las costumbres que nuestros antepasados tenían. Como por ejemplo, en la era pre-industrial la gente dormía en fragmentos y hasta se sociabilizaba de noche. Las comunes siestas que aún son parte de ciertas culturas, y como su remoción han propiciado a que la gente tenga más chances de tener problemas al corazón.
La tecnología y el sueño
Es indudable que las pantallas y su luz afectan la calidad de nuestro sueño. Pese a eso, no podemos ser tan radicales para remove radicalmente de nuestras vidas estos avances que tantos beneficios tienen.
Por otro lado, los relojes, bandas de muñeca y apps nos permiten tener data para entender mejor los patrones de sueño.
Ya existen colchones capaces de regular nuestra temperatura corporal y ampolletas que pueden cambiar el tipo de luz dependiendo del horario. Sin duda esto seguirá mejorando y en el futuro encontraremos automatizaciones de hogar más asequibles para proteger las horas en que dormimos.
Las apps y dispositivos son cada vez más conscientes sobre el "modo oscuro" que reduce drásticamente la luz que llega nuestros ojos. Por esto, insisto en la educación por sobre la remoción.
¿Por qué dormir 8 horas?
Dejando de lado nuestras profesiones, contextos de vida y experiencias, es crucial dormir 8 horas para vernos benefiados con los dos tipos de sueño: El REM y el NREM. El REM es probablemente el más importante, que es donde soñamos, aprendemos o memorizamos mejor y consolidamos conceptos mejor en nuestro cerebro. Justamente, es del tipo que sucede de formas más intensa en la segunda parte de las 8 horas.
Otro dato cautivante es la capacidad para olvidar contenidos estudiados si es que carecemos de una buena noche de sueño. En el libro se pone el ejemplo de estudiar algo por 2 días y después el tercer día al aceptar la invitación a tomar alcohol, como ese contenido puede ser olvidado pese al tiempo de concentración usado anteriormente. No es claro cuanto tiempo se requiere para "solidificar" ese contenido en la mente.
¿Qué hacer?
Es decisivo primero tener educación sobre como funciona nuestro sueño. Solo desde ahí podemos actuar y mejorar. Es importante también educar a nuestros hijos sobre esto, y sobretodo por la influencia y manejo de la tecnología en sus vidas.
En lo profesional, detectar signos en y alertas sobre como nuestro trabajo influye en la calidad del sueño. No solo con la medición de tiempo extra utilizado, si no del stress que es creado por metas y planificaciones irregulares.
Y por último, no caer en la tentación de medicarse apenas se detecta una anormalidad en el sueño. Factores como la comida, ejercicio, horario para entrar en sueño y ambiente (luz, ruido, etc.) influyen en la cantidad y calidad. Cuestionarse hábitos existentes, antes de llegar a conlusiones apresuradas.
Gracias por leer. Te dejo una frase que me encantó de este libro.
“El mejor puente entre la desesperación y la esperanza es una buena noche de sueño”